viernes, 30 de diciembre de 2011

El año que pasó sin darme cuenta

Hoy, y sin que sirva de precedente, voy a hablar de mi. No es que crea que a nadie le interese, escribo esto porque no tengo nada que esconder y porque quiero plasmar mis pensamientos en alguna parte.

Este año que acaba no ha sido bueno... ni malo, simplemente ha pasado y no me he dado cuenta. Será que me estoy haciendo mayor y conforme se van alejando los recuerdos de la infancia el tiempo corre más deprisa.
He hecho cosas, bastantes cosas; pero me queda la sensación de haber perdido el tiempo.

El año empezó de la peor forma posible: una relación de cuatro años a la basura. Peleas, mentiras, tristeza... impotencia al ver que todo va mal y no puedes hacer nada para arreglarlo.
No estábamos hechos el uno para el otro, fue mejor así, nos quedan los buenos momentos que pasamos juntos... frases de autocompasión, vacías de significado que no calman al corazón roto.
Pero no te rindas, no puedes rendirte. Si lo haces, pierdes.

Y pasaron los meses, autocompadeciéndome y sin prestar atención al calendario. Perdiendo amigos por el camino, será que en los malos momentos nadie quiere estar al lado del que sufre.
Otros amigos llegaron y por ahora se han quedado. Reconozco que no tengo un trato sencillo y que no soy sociable, pero no pido mucho, solo un ratito de risas de vez en cuando; sin compromisos.

El verano llegó y en un arrebato deportista me dediqué a hacer varias decenas de kilómetros en bicicleta. Durante esas horas pedaleando, sin nada más en la cabeza que el paisaje y alguna que otra canción, fui encontrando la salida de la tristeza.

En septiembre conseguí salvar el año académico, en un arrebato de lucidez y ganas de estudiar sacadas de vete a saber dónde.

En septiembre también fui a mi primer evento de divulgación, el Amazings 2011. Allí conocí a gigantes, personas que admiro por su dedicación y su sentido común. Hablo de escépticos y divulgadores; unos conocidos, otros no tanto, pero a todos ellos quiero agradecer que dedicasen unos minutos a conversar con una chica tímida y torpe, que prefiere escuchar a contar.
Aprendí mucho de ellos y sigo aprendiendo cada día, a través de redes sociales y blogs de divulgación y pensamiento crítico.

En octubre, las chicas de Escéptica me aceptaron en sus filas. Ya ves, algunos piensan que sé escribir, yo creo que aporreo el teclado sin cometer (muchas) faltas de ortografía.
Y no es porque lo diga yo, pero en Escéptica se escribe cada día con mucho cariño y dedicación, y la calidad es excelente a pesar de una servidora.

En noviembre organizamos nuestro primer Escépticos en el pub en León, donde aprendimos de la mano de Vary que lo natural es bueno, como un cocodrilo natural.

Di un paso más en la guerra contra los charlatanes y los timadores y me hice socia del Círculo Escéptico, que siempre haremos más entre todos que luchando individualmente. 

Para el nuevo año tengo nuevos proyectos, algunos no sé si podré llevarlos a cabo. Pero sobre todo, quiero seguir aprendiendo, cada día y de todo.

Esta foto me la sacó Txema Campillo, a traición, en Bilbao.
Espero poder contar algo más alegre el próximo año, pero éste es mi balance.

Gracias a todos.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tirón de orejas a la Universidad de León

Lo han vuelto a conseguir, la Universidad de León ha vuelto a La lista de la vergüenza por la puerta grande. Y esta vez con... homeopatía. ¡Tachán!

Me pasa el amigo escéptico Fernando Frías el artículo "La homeopatía es más eficaz en animales porque no se sugestionan" en ABC, en el que se hacen eco de la charla "Aplicación de la homeopatía en la veterinaria" de una tal Laura García Suárez, licenciada en Veterinaria por la ULE.

En dicho artículo se dicen perlas como:
A su juicio, la ventaja de la homeopatía es que reequilibra el organismo a nivel mental y físico para que el mismo se cure, estimulando todos sus mecanismos y sus propias defensas.

o:

García Suárez ha hecho hincapié en que esta técnica puede emplearse en animales para acabar con problemas de conducta patológicos, problemas mentales, físicos y enfermedades crónicas.

y como colofón (y mi favorita):

En este punto, ha augurado que la homeopatía "ganará terreno" y "será el futuro", a pesar de los "intereses económicos" que se interponen en su difusión, ha añadido.
Esta señorita o señora será licenciada en Veterinaria, pero conoce bien poco los principios químicos y físicos que gobiernan en las disoluciones o, de lo contrario, no defendería la homeopatía a capa y espada contra esos "intereses económicos" que dice haber detrás.

Y hablando de intereses económicos: ¿Sabe la señorita (o señora) García Suárez que la empresa homeopática Boiron se ha comprado una cátedra de homeopatía para ella solita en la Universidad de Zaragoza?
Porque a mí eso me suena a interés económico, ¿no les parece?

Llegados a este punto, y con vergüenza e indignación a partes iguales, me he decidido a enviar un correo electrónico al Rectorado de la Universidad de León para protestar por este compendio de despropósitos.

El mensaje lo pego a continuación, y son libres de copiarlo y enviarlo si lo desean:

A quien pueda interesar,

ha llegado a mi conocimiento, a través de un periódico nacional (ABC - La homeopatía es más eficaz en animales porque no se sugestionan), la noticia de que se ha celebrado en nuestra Universidad una charla sobre la "Aplicación de la homeopatía en la veterinaria".

Mi primera reacción ha sido de sorpresa, ya que en otras ocasiones, se ha notificado a toda la comunidad universitaria la celebración de eventos de este tipo, ya sea a través del correo electrónico institucional o a través de la página web de la misma.

Mi segunda reacción ha sido de indignación y estupor, ya que en una facultad de ciencias como es la de Veterinaria se avala una terapia pseudocientífica: la homeopatía.
La homeopatía ha sido refutada por numerosos estudios científicos publicados en revistas de impacto, siendo el resultado de dichos estudios el que la homeopatía no tiene mayor efecto sobre los pacientes que el placebo. Una prueba de ello es la publicación, en 2005, de un estudio en la prestigiosa revista médica The Lancet, en el que se establece que los efectos de los medicamentos homeopáticos no van más allá del placebo.
Además, aplicando el sentido común, y estudiando con detenimiento los principios de la homeopatía, nadie con una formación ciéntifica básica podría aceptarlos, ya que contravienen todas las leyes físicas y químicas que conocemos.

Es por ello que hago llegar mi queja al Rectorado, por permitir que en una Universidad pública, y más en una facultad en la que se imparte una carrera científica, se dé pábulo a este tipo de prácticas pseudocientíficas y fraudulentas.

Hago saber también mediante este correo electrónico, que existe una página web en la que se denuncian todas las prácticas pseudocientíficas de las universidades españolas, y que la Universidad de León figura en ella, por éste y otros cursos que se han impartido en el pasado. La página en cuestión se llama La lista de la vergüenza. Y vergüenza es lo que me produce, como alumna de la universidad, ver que el centro en el que estudio está en esa lista.

Sin más que pedir encarecidamente que en el futuro se preste más atención a las actividades que se organizan en la Universidad, y que no tengan cabida en nuestras facultades más prácticas pseudocientíficas que atentan contra el sentido común y la labor educativa que debe tener una Universidad.

Atentamente,


Silvia Alba Colado
estudiante de Ingeniería Técnica de Minas en la Universidad de León.

El correo electronico de contacto del Rectorado de la ULE es rectorado@unileon.es.

Son libres de difundirlo y copiarlo. No permitamos que nuestra universidad vuelva a producirnos vergüenza.